En estos días se cumple un año de una pandemia que nos ha descolocado la vida y nuestro día a día.
Aún así os prometo que lo que sí me ha quedado claro, es que los niñ@s con los que tanto trabajo, tienen esa capacidad increíble de adaptarse a todo. De mantener y compartir sus mejores sonrisas por mucha mascarilla que lleven; ¡cuánto tenemos que aprender de ellos!.
Hoy os comparto sólo una pincelada de la sesión fantástica de comunión que hicimos a María y su familia. En la Finca Lomamur, un lugar lleno de magia que siempre me brinda unos rincones maravillosos.
Gracias familia por dejarme capturar una vez más tantos bonitos recuerdos.